Probablemente es uno de los sitios más fascinantes de Granada, con una de las mejores vistas de la ciudad, y desgraciadamente, uno de los lugares más desconocidos hasta para los granadinos.
El lavadero es de origen judío del siglo XVII y estuvo funcionando hasta el año 1965. Era uno de los lugares donde se hacía la colada con canalizaciones públicas, a falta del agua corriente en las casas, pero también tenía gran importancia social, convirtiéndose en espacio de relación social femenina. Justo en este lugar se encontraba la puerta de la muralla árabe conocida como la Puerta del Sol (de ahí el nombre de la plaza), demolida en 1867.
El lavadero es un templete cubierto por armadura de madera, a su vez cubierta por tejas árabe y está sostenido por seis columnas dóricas de piedra de Sierra Elvira.
Desgraciadamente, aunque sea, hoy en día, un refugio para botellones, este monumento sigue resistiendo.
Sin embargo, eso no es suficiente para los vecinos y los defensores del patrimonio que, según un artículo de febrero de 2019, han denunciado el abandono de la placeta. De hecho, las botellas vacías sobre la piedra y los grafitis en las columnas provocan el deterioro del único lavadero en pie de la ciudad y también de la cultura granadina.
Siempre según el mismo artículo, han pedido al Ayuntamiento un plan de conservación para que finalmente, el monumento pueda gozar de protección como los otros de la ciudad.
Afortunadamente, después de una serie de “cartas sin respuestas y soluciones poco permanentes”, se aseguró que el Ayuntamiento pondría en marcha un programa de recuperación junto a la colaboración de la Junta y, además, Madrid anunció que “destinará al lavadero parte de los 300.000 euros de los fondos de Estrategias de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado (EDUSI)”.
Una pequeña sugerencia: este lavadero no es el único monumento abandonado a los actos de vandalismo y olvidado incluso por los ciudadanos. Cuidéis de estos pedazos de historia: han nacido, han vivido y si pudieran hablar, contarían diferentes historias. Han sido importantes para la existencia humana, por lo tanto merecen ser respetados y protegidos.