El 26 de mayo de 1831 Mariana Pineda era ejecutada con el método del garrote vil. Tenía sólo 26 años. Dese entonces, se convirtió en un mito y en un símbolo de la libertad.
Pero… ¿Cómo llegó a esto?
Para empezar, Mariana de Pineda Muñoz nació en 1804 en Granada; su madre, María de los Dolores Muñoz era de familia humilde y su padre, Mariano Pineda Ramírez, era capitán de navío de la Armada.
Huérfana desde los quince meses de edad, quedó bajo la custodia de su tío paterno, José Pineda, y contrajo matrimonio a los quince años con Manuel de Peralta y Valle, liberal perteneciente a la logia masónica. Al fallecer su marido en 1822, y con dos hijos pequeños a su cargo, continuó frecuentando los ambientes liberales perseguidos durante los tiempos del absolutismo de Fernando VII. Poco después, en 1824, ella comenzaría su activismo político liberal contra Fernando VII.
En 1828 ayudó a un primo suyo, Fernando Álvarez de Sotomayor Ramírez, a escapar de la cárcel donde cumplía condena desde 1827 por haber participado en diversas conspiraciones.
Desde entonces el Alcalde del Crimen de la Real Chancillería de Granada Ramón Pedrosa, empezó a ajustar la búsqueda de la joven. Es probable que el motivo de su odio En efecto, el 18 de marzo de 1831 irrumpieron en su casa y fue acusada de tener una bandera morada con la inscripción «Ley, Libertad, Igualdad» – probablemente introducida por un agente de la policía manipulado -, lo que marcó el fin de su vida.
Su abogado intentó defenderla sin éxito argumentando que dicha bandera tenía más un significado cercano a la masonería; además el ministro de Justicia autorizó un indulto para Pineda si delataba a sus compañeros, pero ella replicó que: «nunca una palabra indiscreta escapará de mis labios».
El 26 de mayo de 1831, con tan sólo 26 años, Mariana Pineda era ejecutada en el Campo del Triunfo de Granada.
Sin embargo, se especuló que la detención y la condena a muerte de Mariana se debía al despecho sufrido por el alcalde del crimen Ramón Pedrosa que estaría enamorado de ella; en relidad no hay pruebas de esto, aunque el alcalde del crimen afirmara que tomó el proceso como un asunto personal.
Después de su muerte, el cuerpo de la mujer fue traslado muchas veces hasta el 1856 cuando fue enterrada en la cripta de la catedral de Granada.
Silenciada durante los gobiernos absolutistas, ensalzada bajo gobiernos liberales y progresistas, la figura de Mariana Pineda se convirtió en una inagotable fuente de inspiración para poetas y dramaturgos, entre ellos, Federico García Lorca que escribió una obra de teatro en la que recreó su vida.