La Peña de los Enamorados es un peñón calizo situado en el municipio de Antequera, en la provincia de Málaga y su valor arqueológico se remonta al Paleolítico inferior.
Tiene una morfología particular ya que parece al rostro de una mujer tumbada y toma su nombre de una leyenda, inspirada en la Edad Media y conocida desde el Siglo de Oro.
Un joven cristiano, Tello, cayó prisionero en Archidona, entonces, bajo el poder musulmán; cuando Tagzona, la hija del mandatorio moro, lo vio por la primera vez se enamoró de él. Sin duda, se trataba un amor imposible porque sus religiones les impedían vivir juntos y casarse, y eso los llevó a escapar.
El padre de Tagzona no podía permitir tal afrenta y, junto a su séquito, persiguió la pareja hasta acorralarla en la Peña. En ese momento, ambos se cogieron las manos y se colocaron al filo de la cima; no tenían escapatoria: rendirse y ser capturados y separados. Pero ¡no! Se miraron fijamente y se abrazaron fuertemente saltando al vacío.
Según otra leyenda, Tello y Tagzona eran respectivamente un caballero cristiano y una princesa árabe, dos amantes obstaculizados por sus religiones.
Su trágico desenlace conmovió tanto al rey árabe y al cristiano, que decidieron cesar la batalla entre ambos bandos.
Hoy en día, en el pico de la peña hay una estatua de piedra de una joven y un hombre abrazados inclinados hacia el barranco, y se cuenta que cuando atardece y el sol da a la peña destellos rojos, como la sangre demarrada por los dos amantes.
Esta historia parece la de Romeo y Julieta, porque es una clara prueba que el amor no tiene límites y es más fuerte de todo, de la religión, de la raza, de las clases sociales, pero, para comprenderlo bien, hay siempre alguien que tiene que sacrificar su vida.